Hasiera > Artikuluak > 2003 > La calavera del niño (2003-07-31)
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Jakue Pascual - Sociólogo

La calavera del niño

Un arbusto rueda por una calle de Lincoln. Suena un disparo: Bang! El sheriff Brady ofrenda su sangre al polvo. Corred, corred, gallinas del Far West, el mítico Billy y su banda se entretienen con los revólveres.

El espíritu de Billy el Niño sigue alimentando la controversia entre las dos américas: la que lo absuelve y la que lo odia. En los últimos meses se han sucedido las noticias en torno a la memoria de Henry McCarty Antrim, alias William Bonney o Billy The Kid. La primera de ellas es la prueba de ADN que se pretende realizar a su supuesto cadáver con el objeto de determinar si es él realmente, ya que subsisten las dudas sobre si murió a manos de Pat Garrett o de viejo. Y la segunda, la polémica suscitada por la petición de perdón póstumo efectuada por un representante demócrata de Nuevo Mexico a la cual se ha opuesto la familia del balaceado Brady, mientras que la del asesinado Tunstall -vengado por Billy- la acoge favorablemente.

Para entender dónde se fragua el cisma norteamericano, tenemos que recorrer los episodios desarrollados en su frontera, uno de los cuales es la guerra de Lincolm Count. La mafia de Murphy y Dolan se disputa el control del negocio de la carne con Chisum y Tunstall. Este último cuenta con la admiración de Billy, que se enrola en sus filas tras abandonar la banda de Jesse Evans, partidario de los antagonistas de Tunstall. Este in-glés, hombre de fortuna, intentará romper el monopolio dominado por el Círculo de Santa Fe. Se trata de un personaje instruido, colega de Marx y Engels, cuya pista rastreamos en la estupenda biografía «El bandido adolescente» de Sender. Además, cultiva la pasión por la antropología, lo que le llevará hasta las lindes de la reserva india de Mexcaleros. Será Tunstall quien facilitará la obra «Ancient Society» de Lewis H. Morgan a Engels, sirviendo de base para su «Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado». Pero ambos difieren en cuanto a las causas que posibilitan el surgimiento del Estado. En opinión de Morgan y Engels, la estructura separada de regulación de las relaciones políticas descansa en la producción. Tunstall defiende, por el contrario, que el principio del Estado se fundamenta en la violencia. Una tesis que desarrollará posteriormente el antropólogo Pierre Clastres en «La desgracia del guerrero salvaje».

La potencia nos arrastra de nudo en nudo hasta entretejer la tela de la historia. La calavera de Kid sonríe tras sus cuencas vacías y la justicia se mueve al ritmo de Dylan. A tiro limpio. Es la ley de las balas.

 

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