Hasiera > Artikuluak > 2003 > ¡Madrid se quema! (2003-07-03)
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Jakue Pascual - Sociólogo

¡Madrid se quema!

El fútbol me importa un comino, pero a veces me siento arrastrado por la corriente. Porque uno siempre es de algún lado.

Así que, mientras Donostia comenzaba a engalanarse ansiando un triunfo que sólo llegó en parte, una y otra vez me asediaba la misma imagen: Atotxa convertida en una fiesta en diciembre de 1976, enarbolándose las ikurriñas en un claro desafío a la prohibición vigente. Nuestra propia cuadrilla llevaba una, la habíamos introducido oculta entre las ropas, estábamos expectantes ante el rumor... Y, en esto, en la grada Norte aparece la primera, luego otra en Oriente, nosotros mismos ondeamos la nuestra entre aplausos y palmadas de quienes nos rodeaban y así, hasta la apoteosis final con la aparición de los jugadores de la Real y el Athletic tras una ikurriña portada por sus capitanes.

Esta vez sólo quedaba esperar el milagro y éste no se produjo de la forma esperada. Tenían que coincidir los resultados positivos de dos equipos vascos para otorgar a uno de ellos el triunfo en la división de honor. De nuevo, era necesario buscar la coincidencia, maltrecha por un desencuentro cuya raíz meditica descansa en el interés de una derecha provinciana que envenena la sana rivalidad deportiva existente entre nuestros equipos. Una maniobra que, ahora, era utilizada por el omnipotente centro para desplegar toda una rumorología de fichajes con pretensiones desestabilizadoras. De esta manera se muestra la política económica del espectáculo futbolístico.

Pero, paradójicamente, el pueblo convierte un segundo puesto en orgullo. El reconocimiento de los nuestros ondea por encima de la jerarquía del lugar ocupado. Se expresa con un homenaje de colores e himnos, capaz de contagiar a cualquiera. La calle ha reencontrado su sitio natural de comunicación. No hay edades, ni géneros, ni tonalidades de piel. Thdo se ha vuelto blanquiazul en el carnaval donostiarra. Este es nuestro triunfo frente a quienes incautan ikurriñas para que no se muestren ante las cámaras de televisión. No, no todo es dinero y razón de Estado. Las imágenes en su contraposición hablan por si solas: L.a plantilla galáctica celebra con desgana la obtención de otra liga, sumida en disputas por estrellatos mil millonarios y los hinchas madridistas no pueden ni acercarse a la Cibeles. Mientras Denoueix corre por Anoeta con una lkurriña -haciendo suyo el pensamiento de Sartre sobre los vascos- y la ciudad de Donostia se desborda en una tromba humana. Esto es lo que hace grande a un pueblo, el ser capaz de trasmitir sentimientos a quienes quieren conocernos y compartir nuestra fiesta. Zorionak!

 

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