Jakue Pascual - Sociólogo
ZETA
Esplandián arriba a isla California. Siete ciudades de oro en Cíbola. Marcos de Niza, expedición a Quivira. Noticias que alimentan codicia. Coronado llega a Arizona y Vizcaíno costea San Francisco.
William Lamport es un irlandés que, inadaptado a los ingleses, busca refugio en la católica Hispania. Lucha en Hondarribia y, como Guillén Lombardo, se convierte en valido del duque de Olivares. Este, lo envía a México a espiar al ex virrey y a sondear a los levantiscos indígenas. Pero Olivares cae en desgracia y Lombardo se emancipa, mientras se beneficia del amor de la ex virreina. La Inquisición lo condena a la hoguera por seducir con filtros e insurreccionar a indios y negros contra la Corona. Vicente Riva lo toma como ejemplo en «Memorias de un impostor. Don Guillén de Lampart, rey de México». La cifra cabalística, ziza, es la chispa divina y la zeta roja tatúa la piel de sus enemigos. El principio de mutación lo convierte en Diego de la Vega y a su inicial en la del Zorro, en «The curse of Capistrano» de Johnston McCulley, localizada en la California de comienzos del XIX. «The mark of Zorro» abre la secuela cinematográfica.
La estrategia de territorio disputado desmiembra México y Estados Unidos anexiona el norte de Río Grande. El general Clarke afirma en El Coyote que es necesario destruir los cimientos de la vieja California. Y el Tratado de Guadalupe Hidalgo se impone a los mejicanos.
Oro. Los Diablos Tejanos acosan. En la posada «no se admiten mejicanos grasientos». Cabalga Murieta. «La sangre caída decreta que un ser solitario recoja en su ruta el honor del planeta». Wanted. Los galgos de Love acechan. La cabeza de Murieta y una mano con tres dedos son exhibidas en Stockton. El cherokee J. Rollin Ridge escribe «Life and Adventures of Joaquin Murieta the celebrated bandit».
¿Hacendado de Sonora o minero chileno? Su historia pierde detalle y se torna emblema. Acevedo Hernández narra la historia de «Joaquín Murieta». Ireneo Paz novela la «Vida y aventura del más célebre bandido sonerense Joaquín Murieta». Pablo Neruda desentraña el misterio de su mirada en «Fulgor y muerte de Joaquín Murieta». Le pone música Manuel Picón. Víctor Jara canta su cueca. Corky lo reafirma chicano, «I am Joaquín». Y Manuel Rojas ensaya «Joaquín Murieta, El Patrio». Pero habrá otros raposos y en la ficción el Zorro adiestra al hermano de Joaquín Murieta, Alejandro, convirtiéndose el hijo de éste (Ken Manson) en nuevo portador de la máscara. También Isabel Allende «Comienza la leyenda» que lo retrata adolescente.
Un forajido cabalga sin cabeza por la memoria. Su espectro esconde un tesoro que da sentido al relato.