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Artículo escrito en Gaztegin el 24 de noviembre de 1995

Jakue Pascual – Sociólogo

El espectro de Franco*

Uno no deja de sorprenderse por más que piense que su capacidad de asombro ha llegado al límite. Ahora resulta que lo que debemos hacer, según determinados medios de comunicación, es ser "objetivos" con la figura del Generalísimo. ¿Como se puede ser objetivo con la figura de un dictador? Que yo sepa a un déspota o se le ama, dado que los intereses personales están en consonancia con su política autoritaria, o se le odia por lo que se constata directamente de represivo en sus maneras de ejercer el poder. Pues bien, ya no debe ser así porque en ETB nos aunciaban un especial aludiedo a su Excelencia como a un personaje "controvertido", y en el DV se nos decía que las actuales biografías de Franco están colocando al déspota a la altura que se merece, dándonos a entender que su referencia durante los últimos años estaba lamentablemente sesgada por las formas interpretativas tendenciosas del amor profundo o del rencor visceral hacia su persona; cuando no se nos intenta hacer creer que la actual generación son una panda de catetos que no se enteran de nada y mucho menos de quién era Franco, dejándonos entrever que si volviera no se darían por aludidos.

El fantasma de Franco está ¡PRESENTE! El que diga no darse cuenta de esto o tiene mucho que ocultar o es un perfecto ignorante. ¿Qué significa que cientos de jóvenes madrileños salgan a la calle en manifestaciones de signo antagónico, cuando la mayoría de ellos no tienen conocimiento directo de lo que fue el franquismo? ¿Qué quiere decir que la sociedad estatal, la catalana y la vasca se estén partiendo en dos otra vez? Se podría objetar que no tiene nada que ver con Franco y que simplemente son fenómenos que responden a factores relacionados tanto con las desiguales formas de subsistencia como a las polares maneras de concebir el hecho nacional. Estas interpretaciones que no son las peores, dado que los sociólogos oficiales se encargan de enmascarar tanto las situaciones de quiebra social como la dicotomía referida a las formas de entender lo comunitario, adolecen de una simple carencia, se olvidan del AUTORITARISMO, su corrupción, y del incremento que a todos los niveles está teniendo en una sociedad denominada democrática. Este es el espectro de Franco y de cualquier forma de totalitarismo, la decisión de restringir multidireccionalmente la expresión libre del tiempo en los espacios abiertos.

Los que tuvimos la desgracia de vivir en los últimos años de Franco sabemos que el problema no era solamente su persona, sino el de todos los dictadorzuelos que pululaban al calor de su omnipotencia. El franquismo era un monstruo porque miles de policías armadas, militares, curas, tecnócratas, políticos del movimiento, falangistas, requetés y ciudadanos orgánicos, hacían del autoritarismo su máxima en lo cotidiano. Por eso cuando murió vivimos una auténtica liberación intentando ampliar al máximo su tiempo en todos los espacios de expresividad cotidiana. Luego llegaron los partidos con sus mentes reducidas... Pero eso es ya la otra historia de lo mismo, la de cómo reaparece el fantasma de Franco.

* Aquí utilizamos la expresión "espectro" en un sentido lúdico, en referencia a una constante en el pensamiento (Shakespeare, Marx, Stiner, Jung, Deleuze, Heidegger, Nietzsche, Marcus, Negri, Foucault, Xaho, Vaneigem, Ball, Jarry, Cervantes... y todos los que se os ocurran), y en concreto a la reactualización del tema por Derrida: "Espectros de Marx", Trotta, 1995.

 

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