Hasiera > Artikuluak > 2003 > Survival America (2003-02-27)
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Jakue Pascual - Sociólogo

Survival America

Los situacionistas conforman una de las corrientes políticas más perspicaces de los últimos cuarenta años. Una tendencia que, tras asomarse al vértigo de lo que se avecina, será capaz de detectar los elementos que caracterizarán a la actual sociedad del espectáculo, un modelo gestado en el periodo ultraconservador de los años cincuenta del siglo XX (Guerra de Corea y Caza de Brujas).

Los sobresaltos a los que está siendo sometida la sociedad norteamericana desde que perdiera su invulnerabilidad, vuelven a sacar a colación una enfermedad netamente moderna, la paranoia. Los procedimientos de seguridad emprendidos evocan una restauración de la teoría del Doomsday System (Día del Juicio Final) descrita en su día por la Internacional Situacionista en su «Geopolítica de la hibernación». Un artículo en el cual se analizaba la funcionalidad de los refugios antiatómicos para un sistema instalado en la disuasión nuclear. Mientras que ahora, por el contrario, la seguridad ha sufrido una vulgarización, pasándose de una arquitectura de la desesperación (¿quiénes podrían enfrentar económicamente la construcción de un búnker para el día del Apocalipsis?) al bricolage del ansia, donde cualquiera puede comprar los elementos necesarios para crear un entorno protegido. Por eso, no debe producir asombro la adquisición masiva de plástico y cinta aislante para sellar habitaciones, ni la acumulación de conservas para hacer frente al invierno químico, ni tampoco la compra de máscaras antigás para sobrevivir a un ataque biológico efectuado por un país díscolo de Oriente Medio o cualquier grupo terrorista. Y es que las selectas tiendas Safer America venden desde chalecos antibala, para colocar bajo la americana, hasta maletines paracaídas para que los ejecutivos puedan saltar de los rascacielos tocados por boeings suicidas.

Situación: Guardia Nacional y ejército movilizados, baterías Patriot desplegadas, control de inmigrantes, supresión de derechos, policías interpuestos frente a masivas protestas contra la guerra. Mientras tanto, se suceden extraños ataques con ántrax, emboscadas de francotiradores y casualidades mortíferas (como la provocada por los sprays de seguridad en una discoteca), que engendran una visión mediática pánica que se interioriza como impresión esquizoparanoide de la catástrofe. El caos se ha apoderado del primer país del orbe y el estado de sitio ha sido impuesto de facto por la extrema derecha. ¡Dios bendiga a América!.

 

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