Hasiera > Artikuluak > 2004 > La vida no vale nada (2004-02-12)
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Jakue Pascual - Sociólogo

La vida no vale nada

El mundo gira desquiciado. Todo puede ser comprado cuando la miseria impide preguntar por los desaparecidos. El esclavismo llama a la puerta ofreciendo despojos. Un ritual macabro donde los cuerpos son desposeídos de sus órganos por sicarios sin alma. No es suficiente con prostituir y explotar los cuerpos, se quiere su came, las vísceras que dan la vida a quien las compra.

Un informe del Departamento de Defensa norteamericano indica que las modalidades de tráficos de personas favorecidos por la globalización son la inmigración laboral, la prostitución y el comercio de órganos. Antes, el cuerpo debía conservarse para soportar el trabajo; ahora, el tráfico de órganos promete pingües ganancias, convirtiendo la carne humana en una mercancía que debe satisfacer prioritariamente la demanda de los enfermos opulentos que desean prolongar su existencia.

Los indicios son persistentes. En Brasil se captura a personas relacionadas con una red que vende órganos. Los registros de salida de niños no cuadran con los de llegada a los puntos de adopción. Se denuncian casos en Argentina donde a los «loquitos» se les sacaban los órganos. Defensa del Niño Internacional anuncia que investiga varios secuestros en Cochabamba. Las Siervas de María son amenazadas por denunciar extirpaciones en Mozambique...

Desde las instancias oficiales se niegan estas prácticas (gobiernos, clínicas y asociaciones de donantes) acusando a las informaciones de alarmistas y de retraer las donaciones (efecto panorama). Al fin y al cabo, señalan, un órgano no puede conservarse fuera del cuerpo en un estado óptimo para el trasplante más que escasas horas además, se requiere instrumental y personal preparado para efectuarlo. Por el contrario, el Consejo de Europa afirma que el mejor método de combatir este negocio es luchar contra la pobreza, porque existe un turismo de trasplantes, se subastan órganos por internet y en portales chinos los ofertan personas con problemas financieros.

¿Leyendas urbanas? La red propaga el rumor, no contrasta las fuentes y la superstición mata a un turista en Guatemala creyéndolo un ladrón de cuerpos. Pero el alarmismo infundado no es el motivo por el que se incluye a los traficantes de órganos en las euroórdenes, ni la causa por la que el Parlamento Europeo adopta una Resolución al respecto o por lo que se incrementan las investigaciones en el área; a no ser que los objetivos sean tan inconfesables como la creación artificial de una necesidad de seguridad que, a través de la difusión del mito del hombre del saco, apuesta por el incremento de los niveles de control. Paradojas de la globalización.

 

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