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Publicado en la web laHaine el 15 de junio de 2014

Menos mal que nos queda Hanna Montana

Jakue Pascual - Sociólogo

hannaUno estudió sociología, evidentemente no porque le fuera a dar dinero (lo cual no quiere decir que a otros nos les haya dado y mucho), sino porque tenía un especial interés en saber cómo funcionaba esto de la sociedad. y como sabéis todxs muy bien, un aspecto reconocible de esta sociedad “democrática”, que es uno de los varios modelos que tenemos de que -más que gobernarnos- nos gobiernen, es el de elegir a los gobernantes políticos. Pues bien, ¿dónde están los casi 140.000 votos menos que ha sacado eh bildu en comparación con los tres anteriores comicios? ya, ya sabemos que estas han sido europeas y que no nos importan una mierda, pero las lecturas complacientes a mí me importan lo mismo.

En la izquierda abertzale y soberanista, se cabree quien se cabree, hay un cúmulo de dirigentes que están errando el camino y de forma alarmante. 1.- institucionalismo frente a unidad popular. 2.- complacencia sistemática con el pnv, al que se le han estado tirando los tejos durante todo este periodo, partido que ha hecho oídos sordos a cualquier veleidad táctica del siglo pasado como la del frente nacional. 3.- el alejamiento de la base antiautoritaria y alternativa, que le ha hecho tener un vacío ante, entre otros, grupos como podemos. 4.- la confusión sistemática sobre los aliados con quienes compartir escena de cara a una representación europea. 5.- el no reconocimiento ni físico de la actual estructura política soberanista, salvo en sus cabezas de partido y adláteres. o lo que es lo mismo, la falta de empatía.

Y así podríamos seguir poniendo muchos y muchos ejemplos que siempre acaban en lo mismo estructura centralista y vertical y ausencia de autocrítica. No cabe duda que este es el mejor escenario que ha tenido nunca la izquierda soberanista, pero la torpeza con la que está siendo dirigida raya con lo absurdo. Siempre hemos apostado por el potencial del espacio sociológico de la izquierda abertzale, pero nunca por esa mezcla de socialdemocracia eurocomunista institucionalista que, salvo honrosas excepciones, parece gusta tanto a los actuales dirigentes soberanistas, pero que no agrada para nada a su base popular de movimiento.

Claro que hay que estar en las instituciones con competencia y claro que hay que ir superando escenarios, pero cuando la población de hegoalde había consolidado un espacio sociopolítico de a tres (españolismo, autonomismo jeltzale y soberanismo), los dirigentes soberanistas, con su celo institucional exclusivo, nos devolvían a uno de a cuatro (el típico institucional de derecha e “izquierda” nacionalista autonomista o soberanista o españolista).

Pero la sociedad es terca y ha seguido empeñada en quitar poder a los españolistas y ha frenado el movimiento elástico del pnv, como castigo por sus corruptelas y sus falsedades. y eso es lo que ha favorecido, la abstención les ha golpeado “sobre todo” a ellos. fijaros que entrecomillo “sobre todo”. Por no hablar del acelerado proceso de envejecimiento que está sufriendo la izquierda abertzale, aunque todavía no se perciba de manera nítida, dadas las diferencias entre los distintos territorios.

Mi objetivo no es atacar al espacio soberanista, es introducir elementos para el debate, ya que, si no, no vamos a ningún lado, y como tenemos que ir juntos y con otros hasta, por lo menos, el derecho de autodeterminación, que parece que es una de las pocas que se están planteando con seriedad dentro del nuevo nuevo escenario que se abre y tras haberla pifiado (esperemos que no la jodan también con absurdos intentos de monopolización que han fastidiado tantos y tantos movimientos; me remito a la historia del movimiento popular vasco, pero no puedo extenderme en todo) hasta que nos dimos con el espejo de los catalanes y la negativa del pnv…

Evidentemente no todo se ha hecho mal, ni muchísimo menos, pero no hablamos de una concejalía, una dirección foral o la responsabilidad de un militante concreto. Sino de táctica y estrategia, que es una de las confusiones endémicas en las direcciones políticas centralistas que ha tenido la izquierda abertzale. Pues eso, que me ha tocado ponerme desagradable (y os aseguro que tengo una auténtica batería de razones guardadas en la recámara). que, quién soy yo para ponerme desagradable, pues yo, ni más ni menos que nadie, que diría un vasco. y es que algunos pensamos que nos comunicamos con personas y no con un escalafón. y como hace buen día, me voy a pasear, a ver a gente común y corriente y a tomarme un txakoli o dos. salud!

 

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