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Artículo escrito en Gaztegin el 30 de agosto de 1996

Jakue Pascual – Sociólogo

Territorios

Una nación está formada por distintas tribus, una tribu está formada por determinadas bandas y cada banda al reconocerse como tal, renovado el pacto secreto de la hermandad consigo misma (HAKIM BEY), informa a la tribu -como éstas lo harán con la nación- de la diversidad que la hace única, de su límite étnico (BONANNO), de sus alianzas y de su autodefensa (CLASTRES).

Entender lo que es la banda es entender nuestro 'nosotros'. La CUESTION NACIONAL VASCA no nace porque un buen día cayera del cielo una bandera bicrucífera. Existe porque los vascos existen y los vascos existen porque saben reconocerse entre sí, en sus similitudes y en sus diferencias tribales y de ocupación del territorio.

El problema de los vascos es que a las masas vecinas uniformadas (SARTRE), destribalizadas y desbandadas, no les gusta que sean vascos, es decir diferentes, porque les recuerdan la comunidad que perdieron; pero también lo es el que siempre haya habido un buen número de vascos que valoran más el propio interés o el de su clan; y es por eso que los vascos han vivido una historia -la mayor parte de las veces como ficción de lo constituido- salpicada de luchas intestinas favorecedoras de intereses 'extraños', gracias a la 'gratuita' contribución de los jauntxos y políticos de turno.

Para los vascos es evidente que los vascos de cualquier territorio son vascos (hablar aquí de mayorías y minorías está fuera de lugar). Pero para muchos españoles y franceses (sobre todo para sus mandos) no debe ser fácil comprender que los vascos son vascos, ya que insisten en decir que son españoles o franceses; por eso los vascos dicen que España y Francia no existen para ellos -a pesar de que estos ingenios persisten en imponerse disrazados con sábanas de color militar-, empeñándose en ser diferentes, y que los andaluces, castellanos o normandos que afirman ser españoles o franceses creen en abstracciones y fantasmas al haber perdido su punto de equilibrio local en favor de un artificio (centro-imperio).

El problema no es el que exista o no un estado vasco, sino el que existan dos estados usurpadores que se reparten su territorio. Puede que una solución parcial pase por la creación de un estado vasco que se erija sobre la propia diversidad que lo conforma, pero -sinceramente- creo que en este punto de la película es más fáctible la destrucción de los estados español y francés a que éstos se avengan a razones sobre la autodeterminación de los vascos y de los demás pueblos que los soportan.

Realizar una cartografía de los territorios vascos supone visionar un mapa de contornos punteados por autonomías y espacios autodeterminados de todo tipo de controles uniformizantes y centralistas. ¿Estamos preparados para reconocer -lo que siempre ha sido- la diversidad de lo unitario o vamos a combatir al enemigo con sus mismas armas, con la lógica de lo homogenéneo? Que cada cual se responda a sí mismo/a y que actúe en consecuencia.

Cuando el horizonte que se abre ante nosotros es plano, debemos renovar las formas ancestrales de nuestra esencia y reafirmar la hermandad inter (herrialdes) e intra (valles, pueblos, clanes, grupos, movimientos, barrios) republicana. Sólo en la interacción concreta, sinuosa y cuántica de la multiplicidad podremos experientar renovadamente lo que en realidad somos: otra VERSION del pueblo vasco, la más novedosa forma de reencuentro con una identidad tan antigua como los tiempos en que los 'seres humanos'  formaron el pueblo de la mano y la piedra, del signo y el fuego, de la palabra (comunicación) y la autodefensa (la alianza y la guerra). ESKUAL HARRIAK!

 

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