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TEORIA SIMBIOTICA, EN FORMA DE RED, PARA INICIADOS Y VIDENTES0

Planeamos sobre las modificaciones socioestructurales que acompañan a la IIIª Revolución Industrial. Para llevar a buen término esta caracterización tomamos como base la interpretación negriana concentrada en dos ejes fundamentales: 1/ El paso del obrero masa al obrero social, con su consiguiente materialización en el acontecimiento histórico, que implica novedosos procesos de autovalorización proletaria y la ruptura de la dicotomía entre los procedimientos de desestabilización y desestructuración del sistema, entre los fines y los medios de transformación social 1 .

2/ La apertura de un proceso mundial de desreglamentación como tendencia central de reestructuración del Capital para la contención de los procesos transformadores.

Siguiendo este análisis desembocamos en la formación estatal del modelo crisis , donde se produce la subsunción de lo económico en la gestión de un ‘político’ que reacondiciona permanentemente los niveles de acumulación de capitales en un mercado relativamente limitado 2 . La capacidad productiva de la crisis se convierte así en una constante orbital de amplificación de las distancias entre los extremos sociales.

Existen, además, dos formas básicas de interpretar el momento ‘crisis’:

1/ Como proceso independiente, ajeno al proceso de autovalorización proletaria, en el que el ajuste del mercado lleva implícita su readecuación tecno-estructural.

2/ La que indica que el límite momentáneo interpuesto a los procesos históricos apropiativos y constituyentes se inscribe en el desmantelamiento del Estado del Bienestar, como mecanismo de recomposición capitalista ante la emergencia experimental de un nuevo sujeto transformador multiple que debe ser reconducido a los márgenes de lo tolerable.

La referencia a Marx, en la relectura negriana de la potencialidad constituyente, es tan inevitable como la reinterpretación maffesoliana de la anomia de Durkheim, como portadora de novedosos estadios de socialidad retribalizadora. Cuando la crisis se nos revela como sustancia misma del estadio actual del capitalismo, su consecuencia anómica no podrá ser más que permanentemente crítica.

A Durkheim sólo podemos entenderlo actualmente desde la apertura que establece, desde el desorden, hacia nuevas formas de socialidad, eludiendo la interpretación restrictiva del vacío normativo interiorizado en su exclusividad individualista. La reducción interpretativa reaccionaria de las potencialidades colectivas y subjetivas al ámbito de lo patológico, del desahucio, de lo carente de solución por tratarse de una afección ética, para Durkheim no es más una coartada procedente de distintos niveles estructurados como inamovibles. El problema que plantea es el de lo inservible, el de la existencia de una estructura caduca para hacer frente a los problemas con los que cuenta la sociedad y que deberá ser reformada (con todo lo que implica este “deber” de cargas tecnocráticas que bordean los distintos planeamientos de una ontología social).

Para acercarnos a la importancia que tiene el proceso anómico como sustrato sobre el que emergen las dinámicas transformadoras, retomábamos la línea interpretativa que establecen Balandier-Duvignaud-Maffesoli, y que no es otra que el reconocimiento de una necesidad que se convertido en deseo infinito, dada la destrucción crítica de los sistemas normativos destinados a satisfacerla, y que anticipa nuevos estadios de socialidad. Si las normas no valen hay que destruirlas -para Durkheim cambiarlas- y constituir estructuras más acordes con la necesidad de los tiempos que corren.

Una nueva posibiliad retribalizadora y constituyente, maffesoliana y negriana. Una potencia materialista frente al poder metafísico de lo dado. Una línea secreta que de Maquiavelo nos traslada hacia Marx en su paseo spinoziano. El hilo que nos teletransporta desde la anomia es crítico. Su expresión espacial recorre los tiempos en quiebra, donde las multiplicidades recomponen antagónicamente sus potencialidades.

Durkheim siempre nos habla desde un tiempo de ruptura de solidaridades y normas, en el que los individuos particulares no responden más que a sí mismos y donde el intermediario-Estado se autonomiza en su propia reproducción del poder. Un tiempo donde no hay reglas que aten a los sujetos, ni una moral pública que imponga la cooperación. Un momento en el que la solución, que nos oferta este clásico de la sociología, no contempla el incremento del control estatal; muy al contrario, lo que intentará es vehiculizar la potencia irredenta, de un poder constituyente que está perfilándose de manera antagónica, en el establecimiento de nudos resocializadores -agrupaciones locales (intermediadas)- interpuestos entre la atomización individual y la enajenación de lo estatal. Para Durkheim una posible solución es la de reinstitucionalizar, reformando el estado, la antigua autonomía de las agrupaciones locales; es decir, la capacidad autoorganizativa de la potencia social retribalizada, antagónica de la hipertrofia estatal y de la desintegración indivudualizante. Durkheim habla al filo de la catástrofe, por eso es tan actual.

Un siglo después, al borde del tercer milenio, la solución durkheimniana salta por los aires. La opción reformista, adaptada de una manera suigéneris en una Sociedad del Bienestar conclusa, no ha sido suficiente para eliminar los antagonismos reproyectados en la novedosas relaciones capitalistas que despuntan tras la puesta en marcha del proceso automatizante y tecnotelemático de la IIIª Revolución Industrial 3 .

No hay lugar para el reformismo, se ha roto en el nuevo modelo de lo crítico, de lo incierto, de lo anómico como permanentización del abismo entre las necesidades y los deseos. La virtualidad del crecimiento capitalista reside en los propios límites de su insatisfacción. Un colapso especula sobre un territorio finito, yuxtapone niveles de mercado entre distintos centros y periferias a su vez yuxtapuestos y sólo reproduce lo que es su objeto: la diferencia, la distancia que condensa a las multitudes en diversos nudos, interconectados en red y atraídos por polos extremos 4 .

Fin del espejismo reformista, fin del limar los extremos, el Capital se muestra de nuevo como sujeto político, interferencia y mando. ¿Es extraño que en la recomposición de las distancias sociales el insinto proletario de los cada vez más desposeídos se torne, como fantasma que es, en una reposibilitación virtual de la hipótesis antagonista? 5 .

Reinterpretamos el panóptico foucaultiano sobre la calavera de Bentham. ¡Se acabó el ajuste feliz a la máquina! El secreto es el terror, vudú para la reproducción de los zombies, el secreto está en el espectáculo. Pasen y vean, como tan solo lo pueden hacer los muertos. “Lo verdadero es un momento de lo falso”. Hegel cabeza abajo chilla como un poseso, sus descendientes de la nueva derecha imponen la apariencia de la idealidad democrática.

La legitimación del poder, cuando no se soporta a sí mismo, como es el caso de ahora -según Debord, sólo podrá ser negativa, disuasoria y espectacular integrada 6 . Un Gatopardo. Un secreto tan bien guardado que el movimiento de la reforma se desvanece en la nada del tiempo. Puro y simple control debajo de la apariencia amable de una trama yuxtapuesta de poderes. La sociedad del capitalismo del fin del segundo milenio busca reproducir su propia existencia por medio de la expropiación de la comunicación social, del elemento de interconexión de la red de cooperación antagonista, de la que ha tenido sobrada experiencia.

La contradicción se torna comunicativa, se ha desplazado hasta aquí desde el salario 7 . El tránsito del poder constituyente por los límites de lo constiuído acompaña la historia de la subversión de un Negri político que debe ser también leído en clave de cultura herética. Marcus va a ser el encargado de establecer este pasadizo transversal por los estilos secretos que definen varias épocas de nuestro siglo 8 .

Para entender donde estamos debemos mirar hacia el campo de batalla donde se reconstruye la panorámica antagonista que antecede al choque. Dos niveles excluyentes, el de la reproducción político-mediática-académica del poder 9 y el de la reproducción relacional y proxémica de una multiplicidad de nudos en redes de intercambio comunicativo directo 10 . Partes en recomposición de un sujeto multiple que en lo local portan las imágenes globales de su superación 11 .


0 El apartado teórico en el que te encuentras es una síntesis del realizado originalmente y del que se ha optado prescindir por su extensión, orbitalidad analítica que excede el ámbito concreto de lo vasco y el academicismo sociológico, dado que fue elaborado para el IV Congreso de Sociología del País Vasco de 1994 celebrado en Bilbao.

1 Ver la crítica del materialismo dialéctico que establece A. Pannekoek en Lenin filósofo , Zero, 1976.

2 La ampliación virtual del mercado, por ejemplo en sus posibilidades de extensión telemática, se encuentra también sujeta a la diversificación diferencial de los mercados y al control central -político-transnacional- de los mismos.

3 Concepto, éste último, que para nada se ajusta a las características del actual modelo de la virtualidad informática, telemática, biogenética, biomecánica...

4 Aquí sería interesante ver la multiplicidad de núcleos, insistencia retribalizadora, y la formación reciente de arquetipos sociales en su interconexión con la profundidad de una memoria mítica: comunitaria o excluyente; me remito a M. Maffesoli, El Conocimiento ordinario: Compendio de sociología , FCE, México 1993.

5 style='font-size:9.0pt'> Interpretación cogida por los pelos de J. Derrida, Espectros de Marx: El estado de la deuda, el trabajo del duelo y la nueva internacional , Trotta, Madrid 1995.

6 G. Debord, Comentarios a la sociedad del espectáculo, Anagrama, Barcelona 1990.

7 No es casual que en los temas de expresión libre Negri se guíe por Spinoza y que en los monetarios tenga más cerca a Marx.

8 G. Marcus, Rastros de carmín: Una historia secreta del siglo XX , Anagrama, Barcelona 1993.

9 Ver Derrida, op. cit. 1995

10 Ver M. Maffesoli, El tiempo de las tribus, Icaria , Barcelona 1990.

11 No viene mal recordar a R. Vaneigem, Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones , Anagrama, Barcelona 1988.