"Y él (Iñigo Guerra) fuése para ella y ella le dijo: <<Vienes a preguntarme cómo sacarás a tu padre de prisión>>. Entonces llamó por su nombre a un caballo que andaba suelto y díjole Pardal, y le puso un freno, y le encargó a su hijo que no le hiciese fuerza ninguna para desensillarle ni para des- enfrenarle, ni para darle de comer ni beber ni herrarle; díjole que este caballo le duraría toda la vida, y que nunca entraría en lid que no venciese, y que cabalgase en él, y que se pondría aquel mismo día en Toledo ante la puerta de la prisión de su padre, y que allí descabalgase, y encontrando a su padre en un corral, le tomase por la mano, y haciendo como que quería hablar con él, lo fuese llevando hasta la puerta donde estaba el caballo, y en llegando allí montasen entrambos, y antes de la noche estarían en su tierra. Y así fue."