Publicado en el peri贸dico desInform茅monos, junio de 2014
Euskal Herria, en el umbral
Jakue Pascual - Soci贸logo
La iniciativa Gure esku dago, por el derecho a decidir del pueblo vasco, supuso todo un 茅xito. Participaron cerca de 150 mil personas de entre una poblaci贸n que -como la de Euskal Herria- supera t铆midamente los 3 millones de habitantes, contando a los que viven al norte y al sur de los montes Pirineos, bajo el centralismo de los reg铆menes coloniales de la rep煤blica francesa y la monarqu铆a espa帽ola.
Se trat贸 de una movilizaci贸n social que dejaba la iniciativa al pueblo al no estar dirigida por ninguna formaci贸n pol铆tica; una convocatoria apoyada de manera decidida por las formaciones soberanistas que conforman EH Bildu, por partidos emergentes como Podemos y un sinf铆n de colectivos pol铆ticos, sociales y culturales, y a la que se sumaron amplios sectores del nacionalismo conservador; ya que sin convocar expresamente a la misma, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) dio libertad para acudir a sus militantes y simpatizantes. Fue todo un acontecimiento del que quedaron excluidas las fuerzas estatalistas Partido Popular (PP) y Partido Socialista Obrero Espa帽ol (PSOE), refractarias al derecho a decidir, incluida una Izquierda Unida que no termina de confrontar sus propios demonios centralistas.
El contexto en el que se produjo esta cadena humana comenz贸 a perfilarse hace poco m谩s de cuatro a帽os. Estos son los hechos m谩s destacables: El 29 de marzo de 2010, diversas personalidades del 谩mbito internacional, entre las que se encuentran varios premios Nobel, suscribieron la Declaraci贸n de Bruselas, mediante la cual se saluda la iniciativa emprendida por la Izquierda Abertzale de proseguir la lucha exclusivamente por medios pac铆ficos y se anima a ETA y al Gobierno espa帽ol a que den los pasos necesarios para favorecer la resoluci贸n del conflicto. Y el 25 de septiembre, 28 organizaciones pol铆ticas, sociales y sindicales vascas rubricaron el Acuerdo de Gernika, por el que se pide a ETA que declare un alto el fuego permanente.
Los acontecimientos se precipitaron. Eusko Alkartasuna (EA), Alternatiba y la Izquierda Abertzale suscribieron un documento soberanista con base de izquierdas, Euskal Herria Ezkerretik, el 16 de enero del a帽o siguiente. Y el 20 de octubre de 2011, ETA declar贸 el cese definitivo de la lucha armada, tras comunicar -el 5 de septiembre de 2010- el cese de las acciones armadas ofensivas y declarar -el 10 de enero de 2011- un alto el fuego permanente, general y verificable.
Entre medio se produjeron una serie de hechos que son de suma importancia: el 5 de mayo de 2011, el Tribunal Constitucional revoc贸 la decisi贸n del Supremo y legaliz贸 a la coalici贸n soberanista Bildu, hecho que rompe con una d茅cada de ilegalizaciones de candidaturas y partidos independentistas; y, adem谩s, en el Estado espa帽ol estall贸 la bomba social del 15-M.
Las elecciones forales y municipales llevaron a Bildu a obtener una nutrida representaci贸n en los ayuntamientos del sur de Euskal Herria, e incluso al gobierno en territorios forales como Gipuzkoa, consolidando su fuerza electoral en los comicios al Congreso de los Diputados de Espa帽a, adem谩s de sumar al proyecto al partido Aralar (antigua escisi贸n socialdem贸crata de la Izquierda Abertzale). Son unas buenas expectativas que hicieron que el aparato pol铆tico soberanista se centrase en cubrir el amplio espacio institucional al que ha tenido acceso, y en la reconstrucci贸n org谩nica de sus partidos, que culmin贸 con la legalizaci贸n de Sortu el 20 de junio de 2012 (cuya inscripci贸n fue denegada previamente el 23 de marzo de 2011).
Primer problema: la paralizaci贸n del movimiento popular. Antes incluso que la legalizaci贸n de Bildu, se puso en marcha Independentistak, una iniciativa popular dise帽ada para impulsar el movimiento soberanista, que qued贸 sin recorrido al frenarse las propuestas que surgieron desde la base y al circunscribir su actividad a la convocatoria rutinaria de actos patri贸ticos de masa como los efectuadas en torno al Aberri Eguna (d铆a de la patria vasca). Mientras que, en paralelo, el movimiento antirrepresivo y de defensa de los derechos de los presos vascos observ贸 c贸mo no se produjo ning煤n avance en las pol铆ticas penitenciarias de los Estados espa帽ol y franc茅s, y centr贸 su actividad reivindicativa en la convocatoria de marchas anuales multitudinarias y en las peticiones de excarcelaci贸n de presos con enfermedades terminales e incurables. Es una din谩mica que s贸lo fue avanzada por las acciones desobedientes que -como en Donostia, Ondarroa, Gasteiz o Iru帽ea- se opusieron activamente al encarcelamiento de numerosos j贸venes independentistas.
A la par, se contempl贸 a Catalunya como si se tratara de un espejo, admirando el potente procedimiento independentista que de forma popular -y s贸lo en segundo t茅rmino partidista- se abri贸 en dicho pa铆s, al contrario de lo que EH Bildu pretend铆a.
Segundo problema: el fracaso de la apuesta de la direcci贸n de EH Bildu por crear una unidad nacionalista con el PNV de cara a abrir un proceso soberanista, dado que la postura de este 煤ltimo partido (conservador y neoliberal) se empecin贸 en no superar el mantenimiento de un r茅gimen auton贸mico vascongado mejorado, en el cual ellos como partido detenten las prerrogativas del mando.
Y tercer problema: la incomprensi贸n inicial por parte de la Izquierda Abertzale de lo que signific贸 la emergencia de nuevas fuerzas progresistas alrededor del 15M, en un Estado espa帽ol sumido en una profunda crisis, con reformas laborales draconianas y recortes sociales infames en sanidad, educaci贸n y pol铆tica asistencial en detrimento de las clases populares. Un factor crisis que -junto con la desaparici贸n de la lucha armada de ETA (que por saturaci贸n informativa ejerc铆a de ocultaci贸n de los problemas ciudadanos) y la difusi贸n de las informaciones a trav茅s de las redes sociales (no mediadas por los grandes lobbies de la comunicaci贸n)- hace que emerja la vasta realidad de la corrupci贸n pol铆tica generalizada existente en el Estado espa帽ol.
Las recientes elecciones europeas, del 25 de mayo de este a帽o 2014, volvieron a conmocionar el panorama pol铆tico. EH Bildu se consolid贸 como primera fuerza en Euskal Herria Sur, poni茅ndose a la cabeza en su basti贸n de Gipuzkoa y sorpresivamente en el territorio de Araba, dando as铆 un vuelco sociol贸gico de primera magnitud en lo que hasta hace poco fue un feudo de los conservadores espa帽oles, a la vez que accedi贸 a segunda fuerza en el herrialde de Nafarroa y se mantiene en dicha posici贸n en Bizkaia. Es cierto que la quiebra del bipartidismo PP/PSOE en el Estado y el frenazo del PNV en Vascongadas, as铆 como la enorme abstenci贸n, favorecieron que esto se haya producido. Un an谩lisis al cual se debe unir la impresionante emergencia de Podemos y el avance significativo de Izquierda Unida, formaciones que tambi茅n ha tenido su correspondencia en Euskal Herria Sur.
Este hecho ins贸lito est谩 obligando -tanto en el Estado como en el resto de naciones que lo componen, y en especial Catalunya y el Pa铆s Vasco- a redefinir los movimientos hacia la izquierda, a la espera de que se clarifiquen las posiciones en torno al derecho a decidir de los pueblos, la democratizaci贸n de la sociedad y de las estructuras institucionales, con la implantaci贸n de fuerzas pol铆ticas que tenga lugar tras las elecciones municipales y generales de 2015.
La Izquierda Abertzale y soberanista se encuentra en la tesitura de contar con aliados en los sectores alternativos vascos, as铆 como en las fuerzas progresistas y de izquierdas emergentes en el resto del Estado y que, en principio, parecen empe帽adas en promover una segunda transici贸n en Espa帽a, con el objeto de provocar la ruptura definitiva con la herencia mon谩rquica continuadora del r茅gimen franquista (recientemente apuntalada con la abdicaci贸n del monarca y el golpe de Estado parlamentario perpetrado por PP y PSOE; cuyo objeto es el de usurpar a la voluntad popular la designaci贸n o no de un heredero al trono, as铆 como la decisi贸n sobre el tipo de r茅gimen pol铆tico bajo el cual se desea convivir).
Hay que tener en cuenta que el 75 por ciento de la poblaci贸n actual del Estado espa帽ol no pudo votar la vigente Constituci贸n de 1978 y que, en la coyuntura pol铆tica e institucional actual, no cuenta con capacidad decisoria para elegir entre las opciones republicana o monarqu铆a.
Y es en este contexto, en el que se produce la demostraci贸n de la cadena humana por el derecho a decidir del pueblo vasco, Gure esku dago, que supone la apertura de un procedimiento popular que -si se quiere que llegue a alguna parte- tendr谩 que comprometerse con la puesta en marcha de un proceso constituyente, en el que la presi贸n del pueblo vasco 鈥搖na vez asumido este derecho humano fundamental de autodeterminaci贸n- deber谩 trasladarse a todos los foros sociales e institucionales existentes en Euskal Herria, poniendo en marcha las iniciativas pertinentes para que estos lo suscriban y lo declaren a todos los efectos; y no s贸lo formalmente, como recientemente lo hizo el Parlamento Vascongado con una proposici贸n no de ley aprobada el 29 de mayo pasado, a instancias de EH Bildu y a la que se han sumado los electos del PNV.