Art铆culo escrito en la secci贸n Iritzia de Egin el 3 de marzo de 1992
Jakue Pascual - Soci贸logo
Euskal Herriak
Hemos quebrado la visi贸n aplazada de la revuelta. La insurrecci贸n cotidiana es la divisa que se autoimpone. Sujetos integrales que asumen un proceso permanente de profundizaci贸n liberadora: ecol贸gica, antisexista, antifascista, antimilitarista, antirracista,... Una comunidad en la que el desarrollo de estos principios se constituya en esencia de su ser, en la calidad humana que se expanda con el paso de los tiempos.
Nunca hemos reconocido a los estados que se nos imponen. Esto es una simple constataci贸n hist贸rica y social que nace de las relaciones aut贸nomas, generadas por una comunidad que niega el dominio externo del imperialismo (al igual que el interno, fruto de los niveles delegativos marcados desde los poderes del centro). Somos un pueblo que ha creado formas de ser antiautoritarias, sensibilidades especiales -intensa y extensamente demostradas- frente a todo tipo de mando, por sentir en la piel de nuestra tierra las marcas dejadas por las botas de los tiranos.
La separaci贸n es mecesaria, es una condici贸n previa, no por ser antisolidarios con los dem谩s pueblos, sino al contrario, como apoyo brindado a los mismos en la demostraci贸n que es posible sacudirse las esposas de los carceleros. El tr谩nsito hacia una comunidad integral debe ser ejemplar, did谩ctico en sus consecuencias, formativo de la necesidad de experimentar nuevas relaciones liberadoras.
El sentido comunitario mantiene viva la esperanza frente a la oscura impostura de los imperios de muerte. Por todo ello, no podemos asimilar mim茅ticamente los rasgos del monstruo, porque nos convertiriamos en caricaturas del mismo, por eso no necesitamos reproducir las estructuras que lo conforman en su centralizaci贸n fagotiante y en sus jerarqu铆as verticales de dominio.
La separaci贸n despierta todos los d铆as sobre sedimentos de historia y sue帽a en las noches de Ilargi Zaharra, cuado sombras camufladas de negro traen en el viento un irrintzi salvaje.
Es necesario partir de la esencia de las m煤ltiples autonom铆as, subjetivas y colectivas, que impregnan el alma vasca; a la vez que aunamos las particularidades, insertas en las relaciones cotidianas, en la transcendencia de la voluntad com煤n de pertenencia a un pueblo. Nuestra divisa no parte de un concepto abstracto, lo que impregna nuestra esperanza es la realidad m煤ltiple que compone la variedad de esa voluntad de identificaci贸n; por eso, cualquier proyecto comunitario no puede ser m谩s que horizontal y descentralizado. Debe partir del respeto absoluto de las distintas idiosincrasias, colectivas e individuales, que adoptan la forma pactada de su superaci贸n. No es un nuevo invento, es algo totalmente enraizado en el alma y el ser del pueblo vasco.
Este es nuestro esp铆ritu, el que anima a los anarko abertzales, el de una Euskal herria liberada de dominios (internos y externos). Que sepa asumir su variedad, sin pretender "uniformar" las particularidades concretas que emanan de la voluntad de las relaciones inmediatas (tambi茅n con uno mismo). Y a la vez capaz de desarrollar pr谩cticas horizontales de quiebra de cualqier concepci贸n delegada de su propia voluntad. No podemos olvidar que en Euskal Herriak la necesidad cotidiana del rechazo de lo impuesto ha generado un comportamiento hist贸rico-social antiautoritario que ha penetrado en lo m谩s hondo de la esencia-pr谩ctica de los vascos, lo evidencia su lucha contra el centro global (nuclear, imperial, centralista, vertical y capitaista).
La percepci贸n integrada del territorio, donde mora la energ铆a de los antepasados, es otra de las responsabiliddes ineludibles. 隆Nadie tiene el derecho de matar bosques, mares y r铆os!. Un pueblo libre es el que defiende el legado recibido que ha de aportar a sus descenientes. Si muere la tierra, asesinamos el esp铆ritu que nos habita e integra lo natural con lo humano, nuestra identificaci贸n con la vida.
Es necesario proyectar un nuevo esp铆ritu libertario, presente en la esencia antiautoritaria de la comunidad vasca, capaz de retomar las potencialidades heredadas y dimensionalizarlas en una creaci贸n constitutiva permanente, cotidiana, de un pueblo libre. Hay que recuperar la herencia horizontal de cooperaci贸n solidaria: Auzolan. Implantar la voluntad popular y directa: Batzarre. Pr谩cticas reales, aut贸ctonas, que habitan en la memoria, vigentes por siempre en el camino hacia la construcci贸n de una comunidad liberada. Lo viejo y lo nuevo no son conceptos excluyentes, ni lineales. Ni todo el pasado es gloria caduca, ni todo futuro - de destrucci贸n capitalista llamada desarrollismo- lo preferible. S贸lo un proceso que armonice integramente una conciencia individual y colectiva, en haras a la creaci贸n de lo deseable (como liberado), puede reconciliar ambas partes tan artificialmente seccionadas por modelos de crecimiento y de muerte.
El camino comienza por uno mismo, en los m谩s minimos detalles. Son esos "unos mismos" quienes, aunando voluntades, constituir谩n una comunidad que -en su profundizaci贸n democr谩tica- amplificar谩 la liberaci贸n de los propios sujetos. Esto s贸lo puede ser posible desarrollando nuevas formas de relaci贸n directa, horizontal y solidaria. Desde esta percepci贸n integral de una comunidad de sustantividades, podemos comenzar a profundizar en las formas de vida solidaria y alternativa que deseamos generar, al margen de cualquier vinculaci贸n con el dominio, sin贸nimo de: capitalismo, jerarqu铆a (en todas sus facetas:sexual, racial, militar, social...), prisi贸n, imperio y muerte. Debemos dejar de ser complices con el sistema, hasta en los m谩s m铆nimos detalles. La independencia y la revoluci贸n se deben arrebetar todos los d铆as de las garras de los tiranos.
Independentziak egunero irabazi behar du.