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Aportación al debate sobre la izquierda abertzale

Anális realizado a petición de la Izquierda Abertzale en el marco del debate sobre estrategia previo a la recogida sistemática de aportaciones de la base.

Reflexiones sobre dónde estamos y sobre la línea estrategica genérica a seguir por el conjunto del movimiento de izquierda independentista, soberanista y alternativo vasco

Desde que en enero ETA decretara el alto el fuego permanente, general y verificable en conformidad con la Declaración de Bruselas y el Acuerdo de Gernika los acontecimientos políticos se han sucedido a velocidad de vértigo colocando en el epicentro de los mismos al conjunto de fuerzas abertzales, independentistas y alternativas que se agrupan en torno a la izquierda soberanista.

Documento de perfil estratégico Euskal Herria Ezkerretik. Tres formaciones políticas Izquierda Abertzale, EA y Alternatiba suscriben un compromiso con la autodeterminación, el proceso de paz y las soluciones democráticas, la democracia participativa (donde se incluyen específicamente las instituciones originarias de base vascas del Auzolan y el Batzarre), un modelo económico equitativo y ecológico, la euskaldunización, el feminismo, la educación y la sanidad pública y el internacionalismo. Un documento base que coloca a la Soberanía como palanca del cambio social, que asume articular la unidad de fuerzas y el potenciar "movimientos amplios de acción política y social", así como la integración en el proyecto de las propuestas emancipadoras de los movimientos sociales, impulsando la apuesta estratégica mediante vías políticas pacíficas y utilizando para ello las herramientas disponibles en un arco que van desde lo institucional hasta la desobediencia civil. Un documento base donde sólo se echamos de menos matices que de alguna manera podían ser integrados en los apartados anteriormente referidos.

El esquema era válido pero en algunos aspectos bastante ingenuo –como se evidenció en su posterior plasmación como Acuerdo Marco Municipal- ya que se planteaba en un escenario de profunda crisis política y financiera (huelga contra las reformas de las pensiones). Por el cambio rápido y radical: Herri Programa. Pero entre la premura, la falta de análisis en profundidad, las cuotas preestablecidas por los partidos para estructurar las candidaturas (y los intereses personales y de clanes políticos), la dificultad de contar con referentes conocidos y cualificados, la inexistencia de una apertura por la base de los marcos de decisión, las diferencias de criterios sobre retribuciones a cargos y las propias necesidades de la IA para articular una referencia política propia, la cosa funcionó de casualidad. Y es que la presión del Estado durante la larga década de los 2000 no había pasado desapercibida para los ciudadanos vascos que fieles -guste o no el término- a su espíritu antiautoritario en cuanto encontraron un método político de hacer las cosas sin violencia se fueron volcando hacia posiciones defendidas por la izquierda abertzale soberanista y -no lo olvidemos- alternativa en un escenario de crisis cuyos efectos sociales se estaban poniendo de manifiesto de una manera contundente y cuya responsabilidad se adjudicaba, aunque en diferente grado, a los partidos estatales y autonómicos mayoritarios.

Allá por diciembre del 2004, antes del alto el fuego de ETA del 22 de marzo del 2006, habíamos advertido con los datos en la mano sobre el cambio que se estaba operando en Euskal Herria. Insistíamos en que podía decapitarse electoralmente a la Izquierda Abertzale y dejar sin representación por medios impositivos a esta opción política, pero que no era tan sencillo acabar con el tejido social que a lo largo de la historia había conectado sus interacciones y advertíamos sobre el cambio de paradigma que se estaba operando en el deslizamiento de un panorama de a cuatro a uno de a tres (estatalismo, autonomismo de derechas e izquierda independentista). Decíamos textualmente:

"Es momento de soluciones y en política las complejas no tienen por qué ser las más acertadas. Se han efectuado muchos movimientos hacia la distensión topando siempre con los límites de una democracia tutelada. La novedosa oferta de Batasuna abre una larga marcha. Que nadie piense que en esta fase la propuesta va a materializarse ante el panorama político constituido. Son demasiados los intereses que niegan la posibilidad democrática expuesta. En definitiva, la IA no cuenta más que con sus propias fuerzas para rearticular políticamente su espacio sociológico y evidenciar una firme voluntad de resolver el conflicto. El trabajo productivo de la IA está llamado a coordinar de manera alternativa la construcción cooperativa de una sociedad vasca en paz"1.

Desde entonces los datos sobre el crecimiento de la opción independentista se han ido confirmando en los diferentes sondeos que se han realizado. Y, a pesar de una interesada dispersión de la encuesta que fue capaz de cargarse una secuencia de medición comparativa de años para diluir el efecto independentista, en febrero del 2011 confirmábamos a través de la encuesta de Lakua que sin duda ésta era ya la opción mayoritaria2. La primera fase estaba concluyendo.

ETA asumía unilateralmente en su comunicado del 24 de marzo de 2011 la verificación internacional "no formal" del alto el fuego. Pero la paralización de la inscripción en el registro de partidos de Sortu y la ilegalización de Bildu por parte del Supremo encendieron todas las alarmas. Los puentes habían sido cortados y la nueva situación creada sólo encajaba en el interior de un salto cuantitativo totalitario por parte del Estado. Y así se entendió tanto aquí como por parte del conjunto de fuerzas de izquierda y nacionalistas del Estado. Si la Ley de Partidos no contaba con límites se convertía en un peligro para cualquiera que cuestionara al sistema en alguno de sus puntos sociales o territoriales. Y ante la incertidumbre de la última decisión que recaía en manos del Constitucional se activó espontáneamente la desobediencia y el mensaje de la insumisión activa se difundió por las redes. El 5 de mayo la concentración en el Arenal a la espera del fallo del alto tribunal español se convirtió en el primer conato de toma de plazas, como en Tarhir, antes del 15M.

"V de Bildu, B de victoria"3, así titulábamos un artículo que nos solicitaba el periódico Diagonal de Madrid y que salía publicado justo antes de las elecciones del 22 de mayo y en él hacíamos referencia, una vez más, al antiautoritarismo vasco que había aceptado del órdago del Estado y ganado la apuesta mediante la desobediencia. Los datos electorales confirmaron las mejores expectativas y sobre todo que el pueblo vasco, ante el vacío nacional y social creado por los aparatos de autonómicos y centralistas del Estado, comenzaba a depositar su confianza y esperanzas en la izquierda soberanista.

En paralelo en el estado español emergía un movimiento indignado que, desde la plataforma de la Juventud Sin Futuro, se iba expandiendo con la Democracia Real Ya, hasta ocupar las principales plazas del Estado el 15M, poniendo sobre el tapete la necesidad de hacer política desde la base. Un movimiento nuevo, informado por grupos antiautoritarios (libertarios, okupas, autónomos, militantes de extrema izquierda...) y asociaciones vecinales y populares, mayoritariamente joven -y dado el recrudecimiento de la crisis bien recibido por amplias capas populares de la población- que por primera vez experimentaba y de una forma masiva la decisión, el poder y los déficit de la asamblea. Incluimos esta cuestión en paralelo porque la articulación mimética de estas plataformas en Hego Euskal Herria trajo pequeños desajustes ideológicos y prácticos que atendían a las diferencias existentes entre las posiciones acumulativas defendidas por la mayor parte del espectro de izquierdas soberanista y alternativo y estas nuevas posturas que comenzaban a experimentarse por gente que hasta entonces no había contemplado este tipo de posibilidades, dado su seguimiento de las formas políticas estandarizadas por los media (y por otro tipo de factores como los relacionados con culturas políticas familiares), pero que al encontrarse violados en su perspectiva de normalidad por la crisis comenzaban a optar instintivamente por nuevos caminos de protesta. Aquí es de destacar el papel de los colectivos ciudadanos y alternativos y de algún representante de Bildu como el Alcalde de Donostia -no así el de muchos militantes de los partidos de la nueva coalición soberanista- de cara a ensamblar a pie de plaza las demandas de soberanía política y social, minimizando con el argumento de la unidad popular vasca el relativo coste simbólico, político y social que hubiera supuesto una fractura con estas expresiones de nuevo cuño.

Inmediatamente después del triunfo electoral de la opción soberanista de izquierdas representada por Bildu se articula el bloque estatista en las instituciones. Si alguien tenía dudas sobre el papel de PNV aquí es donde se confirma una vez más. Pero ojo que los guiños que comenzó a hacer de inmediato Markel Olano para que Bildu cediera posiciones en torno a las infraestructuras guipuzcoanas van a ser muy reales a partir de que el PNV se vea desbancado por la Izquierda Abertzale y toque formar un nuevo gobierno vascongado. Pero no anticipemos acontecimientos, el PNV (lo mismo que el PSE) sabe cuál es nuestro límite inmediato y donde tenemos la contradicción interna.

Pacto institucional PNV-PSE-PP. Primera crisis: Infraestructuras en Gipuzkoa y Donostia. La imposición de la mayoría política frente a la minoría en el Gobierno crea una tensión difusa entre los movimientos alternativos y la opción institucional en el conjunto de un movimiento representado por la coalición de partidos del soberanismo de izquierdas. El problema de fondo reside en la legitimación del modelo, o no, con la presencia en minoría en los gobiernos de la Diputación de Gipuzkoa o en algunos grandes municipios afectados por proyectos de macro infraestructurales y en donde se gobierna en minoría. Donde sólo mediante la obtención futura de mayorías absolutas, el establecimiento de un pacto global con otros grupos (léase PNV y PSE), con su consiguiente renuncia al modelo de transformación social profundo o la capacidad imaginativa de establecer un juego de los equilibrios cualitativos, podrá ir desatando el nudo gordiano sistémico que imposibilita la verdadera transformación social, política y cultural de EH.

Y es en este momento, en junio de 2011, donde insistíamos –quizás de una manera un tanto precipitada pero no por ello menos necesaria- en el plus que supondría el democratizar al conjunto de fuerzas que componen la opción independentista, soberanista y alternativa de izquierdas estableciendo una convergencia y una representación en función de los intereses reales del conjunto de la corriente, como primer paso de democracia interna imprescindible para la ampliación de la participación en la propuesta soberanista y para su difusión por la base.

"Tras la victoria electoral de Bildu, que ha roto un duro ciclo de excepcionalidad, la izquierda abertzale y soberanista se halla centrada en la tarea de levantar instituciones formales en detrimento del eje movimiento, el entramado que permitirá expandirnos socialmente hacia los objetivos estratégicos y enfrentar desde la base el ataque sin concesiones que va a desplegar en breve la extrema derecha. La arquitectura política de la izquierda soberanista necesita reestablecer el nexo entre ambos polos y desarrollar fórmulas de democracia participativa a través de instituciones de base propias y originarias como son el Auzolan (ayuda mutua) y el Batzarre (la asamblea). Si éstas se instituyeran, una parte importante del potencial de los movimientos sociales y alternativos y de las nuevas expresiones de descontento surgidas del 15M podrían converger..."4.

Posteriormente hemos observado cómo se han desplegado multitud de iniciativas, en función de cada situación social y cultural particular, para retomar practicas de base que en algunos lugares se mantenían de forma tradicional, pero que en otros volvían a resurgir elevándose desde el poso autoorganizativo sobre el que se asienta su tejido social concreto, siendo todavía necesaria su reconstrucción innovada en muchísimas otras partes. En un punto intermedio se encontrarían iniciativas desarrolladas desde arriba, como las puestas en marcha por el Alcalde de Donostia con su acercamiento a los barrios, a los colectivos y asociaciones y a sus necesidades (Auzolan de excepción tras las inundaciones de Martutene).

Este verano pasado ha sido especialmente movido tanto en el plano popular y alternativo vasco, como en el de los nuevos movimientos emergentes en el Estado, así como en la cuestión del cyberactivismo y las redes sociales. En Catalunya el movimiento popular indignado ha cercado el Parlament como medida de protesta contra los brutales recortes sociales que impone la derecha neoliberal de CIU. Se han producido multitudinarias marchas promovidas por el 15M e incontables acciones pacíficas en contra de la represión del movimiento. Se han paralizado decenas de desahucios. Como, por el contrario, tampoco conviene desdeñar que ha emergido una nueva ultra derecha católica joven y nazi, que también se expande institucionalmente con diferentes formatos por toda una Europa sumida en una profundísima crisis financiera y de valores comunes.

En nuestro país se ha producido un notable impulso popular a la reivindicación y a la fiesta, que en Nafarroa ha tomado forma de lucha contra la imposición del sentido por parte de la derecha navarrista española. Se ha producido una convergencia de fuerzas vecinales, populares y alternativas en torno a Kukutza. Desde la Internacional Demostration Bilbo Basque Country hasta más allá del desalojo. Un proceso que ha favorecido que en Bilbao (y en el resto del herrialde y EH) emerja una potencia alternativa de cierta magnitud dentro de la izquierda vasca (potencia no organizada como conjunto y heterogénea, que se reconoce en prácticas comunes y se autoorganiza en torno a sus grupos de base), sin la cual la posición político institucional actual tendría bastante menos implantación y proyección. No siendo nada casual que ya hace 25 años se ocupara el Gaztetxe del Casco Viejo y su dinámica creara el embrión desde el cual la cultura alternativa se ha ido expandiendo hasta llegar a la situación actual.

Londres ha ardido (hacia mediados de la primera década del 2000 lo habían hecho las preferías francesas entonces ya muy sensibles a las políticas neoliberales). Las contradicciones de la sociedad inglesa han saltado por los aires con el estallido que ha promovido una cierta alianza social entre las bandas surgidas de los estratos proletarios desclasados, convirtiendo al país de la primera revolución industrial en un laboratorio social donde la policía puede llegar a planificar estados de excepción locales, detenciones y procesamientos masivos y ejemplares, la restricción de facto de los derechos civiles y la intervención estatal sobre el ciberespacio y el uso de la tecnología móvil evidenciando que la democracia se halla tutelada y que entre el mando democrático formal o el autoritario sólo existe un paso.

Pero el estío todavía nos iba a deparar sorpresas poco gratas. En lo relacionado con la economía política continental los shocks financieros desembocaban en el crack bursátil de agosto. Los inversores desconfiaban de las políticas económicas estatales aplicadas. Los estados alemán y francés frenaban sus economías en seco. Y Europa fijaba límites por ley a la deuda. La W de la doble recesión se convertía en una posibilidad más que teórica. Fase peligrosa. El FMI reducía el pronóstico de crecimiento y urgía al Banco Central Europeo a reforzar aún más las reservas de los bancos, incluso antes de que tuvieran efecto las draconianas medidas de austeridad asumidas por estados como Italia, Portugal, España o Grecia, cuya agonía arrastraba a este pelotón de cola fuera de la Unión. Reunión del Ecofin en Wroclaw. Objetivo: incrementar el fondo de rescate financiero.

El estado español estrenaba en verano una Reforma Laboral por decreto. De un plumazo se suprimían el resto de derechos laborales que quedaban. Ya no hay convenios, ni norma que rija las relaciones laborales en las empresas. Los sindicatos han sido desplazados y sólo quedan interesados, esquiroles y currelas aislados con escaso margen para la autoorganización. El capital ha declarado la ley marcial en la empresa y ha establecido el orden del trabajo en precario. Suprimidas las tablas salariales ya no hay garantías de nada, la flexibilidad coloca a cada cual donde mejor pueda ser usado en la producción y se establece el descuelgue salarial. El mileurismo pasó a mejor vida. Y además PSOE y PP acometen, tras 30 años de predicar su inmovilidad frente al hecho diferencial vasco, la reforma exprés de la Constitución para fijar en ella el tope de déficit máximo del 0,4% a instancias de los mercados neoliberales. El artículo 135 y los abusivos recortes sociales sólo se encuentran con la oposición de las fuerzas soberanistas, de izquierda y de movimientos sociales -como el 15M- de todo el Estado y con la residual presencia de algunos partidos que incluimos en este amplio y difuso arco. Mientras, y en paralelo, la banca española elevaba en un tercio el dinero que pedía prestado al BCE y nos encontrábamos con que España adeudaba 3 billones de euros.

El 78% de la población de la CAV ya no confiaba nada en el gabinete de López. "Propuesta del Lehendakari para la colaboración interinstitucional con las diputaciones forales". Los números eran contundentes, la duplicidad en gastos que asumían las instituciones vascongadas ascendía a 403 millones. Se excluía de la contabilidad al Gobierno del Estado. Así ocurría que el reconocimiento de la gravedad de los datos, y la voluntad de subsanar el defecto de estructura, no ocultaba la sospecha de que el planteamiento corrector del Gobierno Vasco se situara en línea con las propuestas recentralizadoras de Rosa Díez de restringir el número de municipios, de eliminar las mancomunidades que proponía el PP o de suprimir las diputaciones que planteaba Rubalcaba, propuestas que convergían hacia el adelgazamiento máximo del modelo autonómico y en el dar cerrojazo a la autonomía municipal en puertas de una previsible mayoría del PP en las elecciones estatales a las Cortes de Madrid. Así, en paralelo, el Consejo de Gobierno de Lakua aprobaba el proyecto de Ley Municipal y no daba voz a Bildu, la mayor fuerza local de la CAV. Y los centralistas y autonomistas coincidían en diseñar el blindaje de EUDEL para bloquear el acceso de Bildu a su presidencia. En el trasfondo la reconstitución de Udalbiltza. Mientras que Bildu denunciaba -entre otros déficit municipales- un desfase de 101 millones en las arcas de Gipuzkoa.

Confebask calificaba de «desastre» tener que devolver las «vacaciones fiscales» y reducía la previsión de crecimiento en la CAV hasta el 0,8% anunciando una pérdida neta de 4.000 empleos. La fusión de las cajas de ahorros de la CAV se aceleraba. La integración planteaba interrogantes sobre la persistencia de la obra social, el control público del 51% de las acciones y la estabilidad de las plantillas. Y se producía el acuerdo entre los tres presidentes de las cajas vascongadas con Bildu. Bildu argumentaba que el «Contrato de Novación» preservaba la "función seminal" y que se trataba de una integración positiva, que evitaba la privatización y mantenía la obra social. Mientras que en lo social comenzaban a producirse movimientos como los protagonizados por La Diputación de Gipuzkoa y los Colectivos que trabajan en la inclusión social exigiendo a Lakua que retirara la reforma restrictiva de la Renta de Garantía de Ingresos y no criminalizara la pobreza. Pero la cuestión de fondo se halla en que la estructura social de Euskal Herria está cambiando a marchas forzadas y en que el reflejo de la desregulación comienza a visualizarse en los extremos sociales, en el proletariado desclasado y subcontratado, en el mayor volumen de trabajo inmaterial cualificado y en una clase media en peligro de extinción, sólo mitigado por la persistencia momentánea (dado el gusto de privatización neoliberal) de un inflacionado sector funcionarial.

ETA se muestra "plenamente convencida" de poder alcanzar un escenario de paz y libertad seis meses después de la declaración del fuego permanente, general y verificable. Camacho niega que el Gobierno de España tenga que dar ningún paso. El PP se alinea con el discurso de la extrema derecha y Cospedal pone a Bildu en el punto de mira de las ilegalizaciones. Ante los comicios del 20-N la izquierda abertzale defiende el "actuar como pueblo". Para el PNV son cantos de sirena. Ellos buscan el estatus perdido y ruegan al Estado que les habilite uno, cuando aquel tiene para Hegoalde sus propios planes neocoloniales en el actual contexto de crisis. La enmienda del PNV se extravía en el laberinto Congreso y el tándem PSOE-PP le niega hasta la posibilidad de colgarse la medalla de los convenios autonómicos. Las bases fuerzan a Aralar a sumarse a la convergencia soberanista. La Abogacía del Estado reitera su postura contra la legalización de Sortu: "No hay separación de ETA, más bien una interpretación a dos coros". Sentencia por el "Caso Bateragune". "Clarificando la fase política y la estrategia". Rechazo general en Euskal Herria de la condena. Lokarri considera que "no es digna de ser acatada". Y se producen dos asertos que conviene tener en cuenta para articular los siguientes pasos a dar tras el 20N: 1) Tweet de Twitter, "que nadie abandone este camino, porque vamos a ganar". 2) Rufi Etxeberria augura un auténtico choque de trenes político... Y segundo aserto: "Y la voluntad mayoritaria estará obligada a adoptar decisiones unilaterales de soberanía".

El colectivo de presos políticos vascos EPPK asume el Acuerdo de Gernika. Camacho lo interpreta como "un paso hacia la paz", mientras Rubalcaba constriñe las salidas de los presos en la ley vigente (cuando la simple aplicación del Código Penal excarcelaría a muchos). Una comisión internacional de expertos comienza la verificación del alto el fuego. ETA emite un comunicado en el que adopta el compromiso de colaborar. Autodisolución de EKIN. "Bases para la unidad, la concordia y la convivencia". El PSE mueve pieza y plantea el reconocimiento de todas las víctimas de la violencia política sin excepción y condiciona los pasos hacia el acercamiento y la reinserción de los presos al fin de la lucha armada. El Gobierno de Madrid lo secunda. Zabaleta afirma que la amnistía es "lo normal" pero Camacho la descarta, así como el "acercamiento masivo" a cárceles vascas. Ardanza desvela que el Pacto de Ajuria Enea acordó que el fin de ETA conllevaría la salida de todos sus presos y Jáuregui lo desautoriza: "lo no escrito no existe". Las partes coinciden en no fijar plazos y en consolidar movimientos. El PP del País Vasco se retrae cauteloso a la espera de directrices. Cospedal acusa al PSOE de hacer la campaña a Bildu y la AVT insiste en su ilegalización. Tras la apertura milimetrada del PSOE en el reconocimiento de una posible solución al conflicto vasco, serán los poderes reales del Estado quienes proyecten su decisión en la pantalla de Rajoy.

Las fuerzas combinadas de Ares y Azkuna y la judicatura de la propiedad privada ponen sitio al Gaztetze de Kukutza, les importa un bledo la participación ciudadana. Su único interés es el de salvaguardar los derechos de los especuladores y asestar un duro golpe al ala antiautoritaria de la resistencia vasca popular, vecinal y alternativa; que en concreto en Bilbao articula un sistema difuso de centros autogestionados y colectivos, que ejercen un cierto contrapoder popular frente a los planes especulativos y urbanísticos neoliberales del Ayuntamiento y que de alguna manera se reflejan en el componente de base del voto a opciones como Bildu. Frente al vacío cultural de Errekalde sedimentado tras varias legislaturas del PNV, la iniciativa popular, el auzolan (trabajo comunitario) y la participación ciudadana habían modelado un espacio multidisciplinar legitimado socialmente y políticamente vía ayudas económicas oficiales. El alto grado de cooperación demostrado por la autogestión había ridiculizado la raquítica oferta de las instituciones. El barrio en estado de sitio. Día de la vergüenza. Bilbo burning.

Bildu impone su moda social en las galerías políticas del conjunto del Estado y no sólo de Euskal Herria. La Diputación de Gipuzkoa propone crear una Renta Básica de Ciudadanía "universal e incondicional". El PNV "radicalmente en contra" y el PSE pide números. La oposición se alía expresando su apoyo al TAV y a la ampliación exterior del puerto de Pasajes y demás macro proyectos infraestructurales de Gipuzkoa y su capital, frente a la negativa en minoría institucional de Bildu. Garitano afirma que la Diputación no impulsará en plena crisis proyectos que "han arruinado económicamente el territorio". Su antecesor en el cargo, Markel Olano, le tienta para que negocie. Dos modelos de política económica contrapuestos despuntan en Eukal Herria. El hegemónico neoliberal promovido y sobredimensionado por las fuerzas estatalistas y autonomistas y el de una incipiente democracia socialista, no conformada más que en sus rudimentos sobre un espacio sociológico soberanista, progresista, de izquierdas y alternativo amplio.

Muchos son los datos que auguran que tras el 20N se abrirá en el conjunto del Estado una nueva fase político económica más cruda y de mayor conflictividad social. La crisis provocada por la quiebra del sistema especulativo-financiero puede enfrentarse desde dos ópticas radicalmente opuestas: desde una visión colonialista centralizando estructuras y recursos en la metrópolis o bien, diseñando una red que contemple el territorio desde sus relaciones reales. Si pretende resolverse de la primera manera la tentación de mantener un conflicto armado como el vasco como elemento de diversión mediática y rentabilidad económica es muy alta. 17 de octubre Conferencia Internacional de Paz. ETA anuncia el 20 de octubre el anuncio del cese definitivo de la lucha armada. La única pega para el sistema es que ahora se halla ante un vacío estratégico en este nivel de confrontación, no encontrando enemigo directo para jugar este peligroso y, para él, provechoso juego.

De ahí que la autoorganización del espacio sociológico de la gran izquierda abertzale, ya que si alguien pensaba que con sólo con concluir con la lucha armada y controlar espacios relativos de decisión -y tender políticamente hacia la socialdemocracia- iba a poder enfrentar la ofensiva que viene, debería repensar también que la actual estructura partidista obstaculiza la autoorganización popular necesaria para enfrentar una nueva fase donde será necesario combinar institución formal y de base. Ya que sólo entretejiendo ambas con la desobediencia se podrá desarrollar la táctica insumisa necesaria en cada momento.

Euskal Herria se construye como comunidad con quienes la afirman en su independencia en todos los ámbitos de la vida cotidiana y no con quienes interponen su interés por mediación autonomista. Una cuestión de vital importancia que conlleva la necesidad de revisar permanentemente el equilibrio dinámico en el que se asienta el amplio movimiento de la izquierda soberanista, sus formas organizativas (colectivos, organismos, sindicatos, plataformas, espacios autogestionados, movimientos sociales) y partidistas, sus relaciones institucionales y su expansión horizontal por la base social y no por la altura del pacto interclasista en un contexto de profunda crisis socioeconómica cuyos responsables se encuentran entre quienes han gestionado de manera neoliberal nuestros intereses.

En treinta años hemos pasado del punto final del Estado del Bienestar puesto en marcha por los neoconservadores (y del fin del Socialismo de Estado), al régimen asistencial impuesto por los neoliberales en el Nuevo Orden Mundial, para llegar con la segunda gestión neoliberal de la crisis financiera al Estado Privado de Caridad. España a la cabeza del ranking europeo de pobreza, ha pasado del 12,36% de 2007 al 23,9% de miseria registrado en enero de 2011, mientras que la banca se hace con 6000 millones, Defensa adeuda 24000 millones y otras instituciones como la Iglesia o la Monarquía se hacen con ingentes cantidades de dinero público. Mientras que en Vascongadas y la Comunidad Foral de Navarra se incrementan sensiblemente los recortes en asistencia, educación, sanidad y oferta formativa y de ocio para amplios sectores sociales, favoreciéndose desde determinadas instituciones políticas de diferente régimen (autonómico, territorial o municipal) el retorno de la pobreza a la comunidad vasca.

En este escenario de crisis financiera y estatal la IA soberanista, independentista y alternativa cuenta con dos problemas que se solapan. El primero el cómo mantener un acuerdo de unidad donde los intereses de todos sean compensados de manera real y equilibrada (cuestión que va desde la representatividad del conjunto hasta la incorporación política de las necesidades de los mismos) y dos, los problemas derivados de la composición de la institución formal y de los gobiernos en minoría en un marco democrático formal regional controlado por los gestores políticos (regionales, estatales y continentales) del capital financiero y transnacional.

Y es en este punto, dado el cúmulo de cuestiones que se entremezclan con nuestro más reciente quehacer político como movimiento de izquierdas independentista, soberanista y alternativo, donde operamos por desplazamiento hacia las necesidades genéricas que debería cubrir el esbozo de un hipotético Estado Vasco.

1.- Justicia Social. Ninguna discriminación por ninguna razón (género, clase, condición sexual, incapacidad, edad, procedencia, ideas y creencias) y garantía de mínimos cuantitativa y cualitativamente suficientes para el desarrollo de una vida digna (trabajo, sanidad, educación, vivienda, ocio y asistencia).

2.- Cultura vasca y euskaldun que, manteniéndose abierta al mundo, profundice en sus raíces potenciando la autogestión de sus potencialidades creativas (est-éticas) a partir de una identidad proxémica que lo relacione con lo universal a través de lo múltiple. El euskera como elemento diferenciador y específico que enriquece el patrimonio universal.

3.- Ecología social, ecología mental y ecología del territorio. De lo que habitamos, cómo lo habitamos y nos habita. De lo que se trata es -una vez más- de operar un desplazamiento ya que la cuestión, en una situación de límite ecológico avanzado, no reside en el desarrollo sostenible sino en la integración de las ecologías social y mental en la del territorio.

4.- Reparto de la riqueza y tendencia a la equidad social en un marco donde el desarrollo de las relaciones de producción capitalistas globalizadas no impidan el desarrollo de una economía social cooperativa creativa y solidaria. Lo cual nos lleva al punto 1. Por tanto el propio marco productivo tiene que establecer un factor de conexión reversible entre la satisfacción de las propias necesidades y la generación de excedentes competitivos intercambiables con otras esferas político económicas establecidas a escala orbital; es decir, entre la innovación y la autogestión de las propias necesidades productivas.

5.- Democracia participativa de base. Reinstauración progresiva, primero observando los modelos que funcionan y luego experimentando y activando sus posibilidades en cada una de las esferas de relación básica (barrios y pueblos, valles y territorios). No se trata más que de articular la participación con capacidad decisoria de los ciudadanos en los problemas que les afectan utilizando la primera de nuestras instituciones originarias el Biltzar, Batzarre, República o Asamblea, para desde ellas poder decidir sobre los aspectos que directamente nos conciernen. Solo articulando este nivel de relación política en el municipio se puede establecer un nexo directo con la participación real de movimientos sociales, colectivos y personas de a pie que permita superar la formalidad política que tiende a separarse de los ciudadanos mismos y que son en quienes en definitiva reside la voluntad popular. El método por tanto es confederal: los batzarres de barrio o pueblo opinan y deciden sobre lo que les afecta, las juntas del valle lo mismo en el plano de interacción de su propio medio, al igual que las juntas territoriales velan por el desarrollo de este conjunto. ¿Qué es un Estado Vasco, además de una administración y una defensa, sino el interés de las personas de los barrios, pueblos, ciudades, valles y territorios de una nación por participar desde ellos mismos en unas formas culturales, sociales y políticas de relación común? Los ciudadanos tienen que tener capacidad de decidir sobre lo que les afecta y lo que afecta en común debe ser sometido a referéndum en la escala de decisión que competa.

La segunda de las instituciones originarias es el Auzolan. La ayuda mutua no es la Prestación Social Sustitutoria, es un valor añadido de colaboración. Con esto quiero decir que el Auzolan es un medio de excepción y de fiesta donde la sociedad de un barrio o un valle celebra su propia capacidad para suplir determinadas carencias de este conjunto o de algunos de sus miembros; lo que no exime de su responsabilidad a los otros niveles de gestión con mayores competencias reales sobre medios escasos. Y es que donde es necesario el Auzolan sólo hay comunidad y cooperación productiva en una institución intregrada y no institución formal separada o estado. El auzolan no es un medio de excepción, son las estructuras de la institución formal las que lo han relegado a este lugar, pero la potencialidad del auzolan consiste en la libre cooperación del trabajo vivo, y sobre todo, en el reparto de la riqueza que crea este trabajo. En auzolan se basa en un uso comunitario –no privado- de la propiedad y en un reparto también comunitario de los beneficios.

Pasos:

1.- A corto plazo. Creación de un movimiento desde la Democracia de base que articule y represente realmente al conjunto de fuerzas y personas que componen la izquierda soberanista, independentista y alternativa. Condición de modelo de democracia interna para el conjunto de expresiones que componen la nueva mayoría soberanista e independentistas de izquierdas y alternativa.

Articulación de las distintas propuestas de desobediencia civil que promuevan el debate, la toma de conciencia y vayan afianzando el movimiento.

2.- A medio plazo. Articulación institucional de la potencia popular democrática y de base con los niveles institucionales formales en base al reestablecimiento de las instituciones originarias de base: Auzolan y Batzarre. Condición de constitución de la democracia originaria vasca de base y democrática.

3.- A largo plazo. La extensión del proyecto institucional de base a la participación del conjunto de la población convencida de la importancia real que supone la participación decisoria en las cuestiones que les afectan, lo que les llevaría a participar directamente del modelo propuesto por el conjunto de fuerzas independentistas, soberanistas y alternativas de la izquierda vasca. Condición de difusión de la participación a través de la democracia originaria vasca de base y democrática.

Insistimos en el tema de la democracia participativa por que la trasformación social de Euskal Herria y la consecución de los objetivos estratégicos de independencia y socialismo no se van a conseguir –por definición de intereses contrapuestos- sólo con una hipotética alianza interclasista de formaciones políticas nacionalistas, ni tampoco con una simple victoria electoral de una coalición o un partido soberanista si no cuenta con una mayoría social que lo refrende en lo electoral y en todos los aspectos que, empezando por lo cotidiano, conforman el cuerpo social de las relaciones políticas.

Es evidente que un proyecto de Estado Vasco afecta a todos los que habitan en el espacio de esa manera definido, por lo que –como es lógico e incluso de Perogrullo- cuando supuestamente más crezca la adhesión de los particulares que lo componen (personales, colectivos y territoriales) a esa esfera de relaciones políticas comunes, por entender que así cubren mejor sus necesidades (simbólicas, materiales y proxémicas), más serán los convencidos de que es la opción adecuada. En definitiva, la centralidad del Estado Vasco entra en contrasentido con la fórmula política confederal que necesita del devenir vivo de las sociedades vascas unidas. La diferencia estriba en establecer un marco de Estado como referencia central externa o concluir en un marco institucional común descentralizado desde una articulación política desde la base. Ya que un Estado Vasco no es nada más que la articulación político económica, administrativa y de autodefensa de un territorio con las naciones que lo pueblan y que en su biodiversidad lo definen como una multiplicidad que se reconoce como un todo. Este es el sentido confederal vasco, el que se estructura como una República de Repúblicas Autónomas en las decisiones que afectan a sí mismas y el de una República Unida en la toma de decisiones que afectan al conjunto de todas ellas5.

Por lo tanto, democratización interna de las estructuras políticas para establecer la representación democrática y real del conjunto del movimiento independentista (lo cual no implica que tengan que desaparecer partidos, corrientes, organismos o colectivos que lo conforman), establecimiento preformativo de estructuras sociales de base (asambleas) para incorporar al debate decisorio interno a movimientos, colectivos alternativos y personas afines, establecimiento de los cauces institucionales de base para que las decisiones ciudadanas se tengan en cuenta en los niveles que les competen y como canales que informen a las estructuras de decisión superiores (articular las relaciones y los reglamentos de funcionamiento y atribuciones de los batzarres de barrio y pueblo y su relación con el ayuntamiento, lo mismo que en juntas superiores de valle-comarca o herrialde) e instauración de mecanismos de consulta general cuando los temas afectan al conjunto de un barrio, municipio, valle o a un territorio histórico.

Somos conscientes de la dificultad de poner este procedimiento en marcha, llevamos demasiado tiempo disuadidos de participar como para que esto sea sencillo. Pero lo cierto es que la actual crisis financiera y estatal global ha puesto de nuevo sobre la mesa la necesidad de democratizar la toma de decisiones desde la base, de ahí que –con todos sus defectos- los amplísimos movimientos de contestación que están surgiendo en el estado español, en Europa y EEUU elijan de nuevo y tiendan a revitalizar la asamblea y la toma de la palabra y la calle (el ágora) como forma directa de desobediencia frente a una democracia autoritaria cuyos representantes políticos, al servicio de los grandes consorcios, se han separado totalmente del pueblo.

Nosotros, los vascos, como pueblo hemos tenido una forma de organizarnos que se basa en el presupuesto democrático de que nadie es más que nadie y cada cual con su cabeza (sobre la cuál está Mari, su imaginario de persona como parte de un conjunto), de ahí que la Asamblea, la Junta o la República haya sido su forma natural de relación política. No hay más que operar sobre nuestra propia institucionalización. Los representantes de los batzarres proponen sus candidatos al gobierno municipal, los representantes de los municipios de un valle establecen su junta decisoria y los representantes de las distintas juntas de valle envían sus representantes a la junta territorial. Esta es la guía que hay que adaptar para democratizar las instituciones desde nuestra manera de entender la relación política.

El poder ha difundido la idea de que sociedades complejas no pueden conducirse por decisión de sus asambleas de base y que se necesita un poder separado para gestionar los intereses comunes. Se trata de dar la vuelta a este aserto e indicar que son las instituciones separadas las que han llevado al conjunto de los pueblos del mundo a la actual crisis total de valores éticos y morales, de representación democrática y de justicia social. En nuestro país, sea por interés común y tradición o por lo que sea, se han mantenido en muchos núcleos pequeños y valles las estructuras de decisión de base y de ayuda mutua del Auzolan y el Batzarre. La dificultad estriba sobre todo en ponerlas en funcionamiento en los grandes núcleos, por eso hemos propuesto una metodología que muy a grosso modo puede servir para ir articulando este tipo de manera decisoria de base y que empieza desde la democratización del propio movimiento que se reconoce en los parámetros de independencia y socialismo, soberanismo progresista y asamblearismo alternativo. Pues bien, no sólo se han mantenido estas estructuras de base en los lugares que ha seguido funcionando tradicionalmente, sino que con la apertura del nuevo proceso las bases han tensionado para ir creando sus propias asambleas de análisis y decisión como las surgidas en el barrio del Antiguo de Donostia u Orereta (por ejemplo sólo una par de ejemplos). Y a esto habría que sumar los primeros intentos de iniciar un diálogo con la base de arriba abajo auspiciados por el mismo Alcalde de Donostia. Somos conscientes de que nos hallamos en una fase embrionaria, pero también lo somos de lo imprescindible que es regenerar el funcionamiento democrático a partir de nuestras instituciones originarias de base que nos otorgan, junto a pueblos como el islandés6-y al parecer algunos cantones suizos o el antiguo sistema político de los ingleses- como la democracia más antigua de Europa. No, no son los ayuntamientos, ni los gobiernos autonómicos la base de la democracia vasca, sino el Biltzar, la Junta y la República.

Somos conscientes que el amplio movimiento catalizado en la actualidad por la izquierda independentista, soberanista y alternativa está sujeto a múltiples tensiones que hay que equilibrar. Tensiones entre la democracia de base y la formal, entre la desobediencia/acatamiento institucional y la desobediencia civil del movimiento de base, entre la tendencia hacia la socialdemocracia o hacia el libertarismo de los movimientos alternativos, entre los mismos territorios vascos sus grados de autonomía política, social y cultural... Pues bien en todas encontramos la tensión entre la institución formalizada y los movimientos que se articulan desde la base, de lo cuál deducimos que sólo hay un nexo que puede reequilibrar ambas líneas de tensión y éste no es otro que el de la institución -sin prisas, ni plazos y ajustada a realidades concretas- de nuestras instituciones originarias de base como son el Auzolan y la República de la Junta o BatzarreNOTA.

Gora Euskal Herrepublikak

Jakue Pascual

Donostia 18 de noviembre de 2011

Notas

1.- "El espacio sociológico de la izquierda abertzale", Gara 02/12/2004.

2.- "Despliegues, escaramuzas y sentimientos", Gara 17/02/2011.

3.- Periódico Diagonal, nº 150, 18 de mayo de 2011.

4.- "Democracia de base ya", Gara 09/06/2011.

5.- Ver a modo de casuística los ejemplos con los que personalidades de peso cultural y político avalan la realidad confederal vasca. "Instituciones originarias", Gara 30/09/2010.

6.- Ver a modo de ejemplo mi artículo sobre la revuelta cívica y de base en Islandia, "La batalla de Yggdrasil", Gara 03/03/2011.

NOTA.- No voy a tocar el tema de las alianzas pero pienso que hay que readecuar el discurso y ampliar el esquema hacia las nuevas expresiones políticas y movimentales. No es suficiente un esquema soberanista de alianzas (máxime con la dudosa adscripción social de muchas), ni el esquema grupuscular de colectivos pc´s. Los nuevos aliados están en los pueblos originarios, en los nuevos movimientos que reclaman la democratización de la sociedad y la justicia social, en los colectivos y movimientos alternativos, etc. Guste o no la línea que está imponiendo la revuelta social tiende en su términos múltiples hacia lo asambleario y libertario (EEUU, Grecia e incluso en el estado español así se dibujan). Hay que aprender de experiencias como la islandesa... Sin más, creo que es importante recalcarlo y sobre todo entender que la lucha del pueblo vasco por la dignidad, la justica y la libertad se incrusta en un movimiento que ya sacude todo el orbe. Hemos llegado al límite de tolerancia y se impone una nueva revolución social y cultural.

 

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