Jakue Pascual - Soci贸logo
La tempestad
Una r谩faga de viento se estrella a m谩s de cien kil贸metros hora contra el ventanal y barre las musas de mi cabeza. La mar bate la l铆nea de costa con furia. Un granelero es zarandeado como una c谩scara de nuez a pocos metros del espig贸n de la Zurriola. Las olas azotan la cubierta y no acierto a enfocar su nombre. Tras dos horas balance谩ndose al pairo, con la bajamar, pone rumbo a toda m谩quina fundi茅ndose con el horizonte de plomo. La memoria retrata el Buchenhain varado en esos mismos arenales y otros naufragios y encalladuras de muy diversa suerte como los del 贸scar, el Manchester R谩pido, el Gulstav Trader o el Nenominee.
Mar de fondo muy gruesa, pleamar, vertiginosas rachas de viento y enormes olas de m谩s de diez metros se combinan -dicen los expertos- en una ciclog茅nesis meteorol贸gica explosiva que arrastra al carguero Maro, de 96 metros de eslora y bandera de conveniencia de La Antigua y Barbuda, hasta depositarlo como un barco de papel en las gasconas rocas de punta Turulla, en el monte Jaizkibel.
Operativo Especial de Salvamento Mar铆timo en coordinaci贸n con el Gobierno Vasco. Salvamar Ori贸n y Helimer Cant谩brico, procedentes de la Base de Operaciones de Santander y del helipuerto de El Musel; adem谩s de tres remolcadores, varias embarcaciones de apoyo de Cruz Roja, un equipo de buzos y una aeronave de observaci贸n. Dispositivo al completo. Evacuaci贸n de los tripulantes. Los d铆as pasan y las condiciones climatol贸gicas desfavorables persisten. Las autoridades afirman con descarado cinismo que las 54 toneladas de gas贸leo que alojaban los tanques del buque siniestrado se han volatilizado, por arte de birlibirloque, sin causar da帽o aparente en el litoral. Pero tras permanecer encallado varios d铆as no se hab铆an dispuesto ni tan siquiera barreras anticontaminaci贸n para prever el vertido de combustible. Los incr茅dulos blogs expanden quejumbrosos comentarios. El casco del Maro se parte en tres como si fuera de hojalata. Greenpeace denuncia el peligro que esto supone para un ecosistema costero de alto valor ecol贸gico que se halla -no lo olvidemos- mortalmente amenazado por la ampliaci贸n del Superpuerto de Pasaia proyectado por los ecocidas del 'desarrollo sostenible'. Mientras, al otro lado de la bocana, la Pe帽a de las Brujas conjura sus planes.
La tempestad ha golpeado con inusitada violencia a los puertos vascos. La memoria colectiva donostiarra se ha remontado hasta el 'maremoto' de 1951 贸 la 'gran ola' de 1990 para establecer s铆miles. Ha abierto un enorme socav贸n en el Paseo Nuevo, inundado locales, puentes tocados, embarcaciones hundidas, los coches han salido nadando y el mercado de La Brecha ha quedado anegado bajo metro y medio de agua salada. Bombas de achique. Un viejo conocido del bar El Ensanche nos comenta lo peligroso que era adentrarse por las calles anejas a la desembocadura del hijo de las grandes aguas con las olas rompiendo en el interior de la Parte Vieja. El mar desea recuperar lo que le hemos robado, murmura la gente. Una vez m谩s la naturaleza nos coloca sobre nuestra verdadera escala.