Art铆culo escrito en la secci贸n Iritzia de Egin el 18 de abril de 1993
Jakue Pascual - Soci贸logo
La condena del estado
La sentencia definitiva para el primer insumiso guipuzcoano, juzgado con la legislaci贸n vigente desde 1988, indica un hecho incontestable: la condena tajante del Estado por parte de la sociedad vasca y la necesidad de autoabsoluci贸n que impone al propio sistema. La cuesti贸n indica que la aplicaci贸n de la pena no se ajusta a la legislaci贸n vigente, debido a que la presi贸n social ha sobrepasado los l铆mites de tolerancia de la actual democracia formal, en este caso concreto. Esto significa que se sienten obligados a eludir la problem谩tica haciendo una pirueta consistente en no llevar a efecto la amenaza de prisi贸n, pero a la vez salvar la cara del coyuntural entramado ejecutivo con la aplicaci贸n de un castigo (4 meses y un d铆a), en principio, simb贸lico.
Los-as antimilitaristas nos congratulamos de que nuestro compa帽ero no tenga que ir a la c谩rcel, pero no aceptamos la condena porque es sencillamente justificativa de un mal no deseado: un Servicio Militar secuestrador. El primer eslab贸n del militarismo es mantener como reh茅n a la juventud, despu茅s vendr谩n las partidas presupuestarias destinadas a gastos militares en vez de a fines sociales, lo invertido en su modernizaci贸n tecnol贸gica, su visi贸n machista, su mantenimiento de las desigualdades estratificacionales de la poblaci贸n y el apoyo reciproco que se brindan con los grandes intereses olig谩rquicos, el control espacial, el personal, el usufructo del medio ecol贸gico, la potenciaci贸n de una mentalidad jer谩rquica y una cultura de la supremacia belica plasmada en la intervenci贸n directa interior o exterior, contra la propia poblaci贸n o contra otros pueblos. En definitiva... la l贸gica del poder.
La juventud vasca es el reflejo de una sociedad que les ha ense帽ado a ser parte de un pueblo y este hecho diferencial incide en su cr铆tica a la pertenencia a un ejercito dependiente del poder central, pero a la vez su profundizaci贸n en la pr谩ctica antimilitarista ha ensanchado los l铆mites de la conciencia general al transmitir a esa sociedad, de la que forman parte, propuestas antiautoritarias tendentes hacia la progresiva desmilitarizaci贸n de Euskal Herria en el ejercicio de mayores cotas de autogobierno.
En el caso que nos ata帽e, que es el de la sentencia del insumiso a la PSS, la autoabsoluci贸n del Estado se plasma en el incremento de la pena -en relaci贸n a la sentecia inicial de un mes, pero sobre todo se evidencia cuando puede implicar criterios de estandarizaci贸n de la misma. Ante el problema insoluble que plantea la disyunci贸n entre la sociedad vasca y el Estado, el tribunal que revisa la causa establece la formaci贸n de una Sala (decisi贸n colegiada entre los diferentes organismos competentes de la judicatura de herrialde guipuzcoano), un consenso para que, a priori, se siga un desarrollo com煤n en los centenares de juicios que se avecinan por causas similares y que competen a su jurisdici贸n. Esto implica -siempre en teor铆a y en funci贸n de la coyuntura pol铆tica- una delegaci贸n de las instancias centrales, una derrota del ejecutivo representado en las recomendaciones previas - efectuadas por la figura del Fiscal General del Estado- de aplicaci贸n integra de la pena (dos a帽os y cuatro meses). En teor铆a, porque la pr谩ctica nos demuestra que el criterio de aplicaci贸n de la pena es aleatorio, y lo que puede estar apartemente consensuado en Gipuzkoa puede en cualquier momento devenir en endurecimiento en virtud de los vaivenes pol铆ticos, que no sociales ya que estos mantienen una din谩mica de profundizaci贸n antimilitarista.
Un ejemplo de esto, es el rasero p煤nitivo empleado en el herrialde hermano de Nafarroa, similar tanto en su tradici贸n hist贸rica de exenci贸n a la incorporaci贸n al ejercito recogida en los derechos forales (donde es la propia comunidad la que decide directamente sobre la conveniencia o no del reclutamiento) como en su desarrollo social del antimilitarsmo. El experimento de Nafarroa indica que, a pesar de que esta sociedad est谩 en contra del encarcelamiento de insumisos, es factible establecer un m铆nimo consenso institucional para actuar en茅rgicamente contra los que se oponen a la mili (y la PSS), lo cual no quiere decir que deje de ser selectivo ya que no afecta de la misma manera ni a todos los que deben ser encausados ni a las penas impuestas; otro problema ser谩 la factura que pasar谩 a la larga la sociedad navarra a quienes hoy contribuyen a castigar a los j贸venes de su propio pueblo y se alinean con los intereses centralistas.
Hay que estar alerta y la comunidad vasca debe continuar manifestando su discrepancia con la cuesti贸n militar, representada inicialmente por el S.M., a la vez que prosigue en su profundizaci贸n cr铆tica y solidaria, como lo ha demostrado reiteradamente con su posicionamiento contra las diferentes crisis y cuestiones militares vividas tanto interna como externamente: la crisis de los euromisiles, la negativa a la entrada en la OTAN, la oposici贸n a la Gerra del Golfo, la solidaridad con los civiles bosnios, adem谩s de oponerse firmemente a la implantacion de la central nuclear de Lemoiz y a sus consecuencias militarizantes y de eludir hist贸ricamente el reclutamiento forzoso en las diferentes guerras imperialistas...
Los ciudadanos-as vascos no comulgamos con los militares, nuestra experiencia hist贸rica nos demuestra como se han comportado con nuestra comunidad, por esos somos totalmente cr铆ticos con las FF.AA. y con cualquiera de sus expresiones. Los datos est谩n ah铆 y los jueces lo saben, como han entendido perfectamente que la sociedad vasca es solidaria con sus insumisos que son su reflejo, tal y como se ha evidenciado en el amplio colchon social que se ha interpuesto entre las necesidades actuales del Estado en materia militarista y los que las rechazan directamente.
Debemos redoblar nuestra protesta porque el riesgo involutivo en materia de condenas contin煤a presente, tambi茅n en Gipuzkoa y el resto de la CAV, y nuestros hermanos navarros y de Iparralde son un claro ejemplo de la aplicaci贸n de las leyes con la dureza inusitada que se encamina a forzar la quiebra de sus principios y a reducir a la m铆nima expresi贸n su claro posicionamiento antimilitarista.
Para los-as antimilitaristas la lucha no ha hecho m谩s que empezar. Que el Estado resuelva sus problemas sobre el modelo obligatorio o voluntario de la mili, pero que no cuente con la complicidad de los-as j贸venes vascos porque es dudoso que se acerquen al ej茅rcito incluso en el caso de recibir una n贸mia en tiempos de crisis. Lo que se juega en el caso de cada objetor condenado, aunque s贸lo sea a cuatro meses, es nuestra libertad, la usurpaci贸n de nuestra voluntad de decisi贸n. 驴Qu茅 suceder铆a si se hiciera un referendum en Euskal Herria sobre el S.M o incluso sobre el militarismo? Nos atrevemos a pensar que un ejercicio semejante de soberan铆a dar铆a al traste con los intereses militaristas estatales en nuestro territorio. La brecha est谩 abierta, depende de nosotros-as el que se profundice hasta alcanzar nuestra soberan铆a -como pueblo y como individuos- en relaci贸n al militarismo.